Tuve pesadillas en la noche después de ver las noticias. Decidí que aquí sólo voy a leer libros de poesía y novelas de Douglas Copeland.
Hoy pasé el día sola. Me fui caminando al pueblo, y esta vez tomé el camino más largo que el más largo. O sea que me perdí. Pero no me importó porque vi dónde viven los verdaderos banffianos y leí las placas de las casas que me instruyeron sobre la historia de los habitantes. Comí allí y caminé y entré a todas las tiendas. Todas. No compré nada. Descubrí que la mayoría de los que atienden las boutiques son extranjeros, australianos y sudafricanos. Me pregunto por qué. Y todos además son guapísimos, muchos podrían ser modelos. Este lugar es muy extraño.
Ahorita vengo llegando de cenar con Erica y una pareja que ya conocíamos pero que son de los más recién llegados y nunca se me había antojado mucho platicar con ellos pero me cayeron muy bien. Hablamos de procesos de creación y me interesó mucho lo que la mujer me contaba porque ella escribe novela histórica. Luego Erica y yo, como siempre, nos quedamos platicando- cuando todos ya se habían ido- sobre lo que es parpadear. Me contó que mientras parpadeas tu cerebro "rellena" lo que no estás viendo para darle continuidad a la visión. Las cámaras pierden el foco, nosotros no. Es una manera de reconfortarte. Y entonces empezamos, como siempre, en la tontería, a hacer voces de caricatura de lo que te dice tu cerebro. "Aquí sigo, aquí sigo". Yo no sabía que si parpadeas más largo frente a un animal, él hará lo mismo, te imitará, sobre todo los gatos, tigres y leones. Eso me parece maravilloso. O sea que de alguna manera ellos crean esa conexión contigo.
Sería interesante ver lo que realmente sucede cuando parpadeas, y la conexión entre percepción y el cerebro. Me imagino que será un poco como un flip book. Lo otro que no sabía y que acabo de leer es que algunas personas con enfermedades mentales parpadean más seguido. Los esquizofrénicos parpadean más al igual que los autistas. Las personas con parkisons y los niños parpadean muy poco.
Mañana volveré al trabajo con nuevos bríos después de mi día de vacación, ahora si con gran intensidad. Me voy a dormir temprano porque quiero ver el amanecer. No lo he visto y dicen que es magnífico.
Para despedirme de esta dulce noche pondré algo de una banda de happy punk que viene mucho al caso y que me pone feliz, porque me recuerda a mi otro hermano. El canadiense. Mi pequeño robot.
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