Saturday, April 28, 2012

Have a nice life

En la mañana cuando llegué al barco descubrí que tenía una nota muy cariñosa de Tara, una escritora canadiense que estuvo aquí poco tiempo pero que me cayó muy bien. Con ella y con Lev hice el tour nocturno de los estudios. Aunque me llamó "piso" me encantó su nota.



Pegada a la puerta había también una bolsa de tela con dos discos de regalo de mi querido amigo Gord, también de despedida.   Trabajé toda la mañana y regresé al Centro, directamente al restaurante. Comí con una poeta canadiense que vive ahora al sur de Inglaterra, en Exter, mientras hace su doctorado. Su nombre es Suzanne y ella ha sido comisionada un requiem en conjunto con un compositor, porque fue a Afganistán, como lo hacen algunos artistas para  retratar escenas de guerra, no para glorificarla sino por el contrario para retratarla tal como es. En su estancia en Afganistán sobrevivió bombazos en Kandahar, los sobrevuelos en helicóptero, algunos a muy baja altura, por la carretera más peligrosa y regresó a Canadá en perfecta salud, para ver como enterraban a algunos de los chicos del batallón con el que ella vivió y viajó. Pero llegando a Banff, al día siguiente, se cayó, se fracturó una mano y sostuvo una concusión cerebral. Tiene un moretón en la cara y se sintió realmente mal durante un par de días. Le prohibieron trabajar en la computadora  y ver televisión.   Llegando al paraíso tuvo la caída que muchos se imaginaron sucedería en Afganistán. Es una mujer muy vital y con un gran sentido del humor.  Fue muy divertido porque me contó que su hija estudia en una escuela sólo para niñas en Exeter y yo le hablé de mi escuela en Inglaterra, un colegio también sólo para niñas, de monjas, y le narré algunas de las aventuras que viví allí. No fue mi mejor época, aunque me dejó un gran amor por Inglaterra y pr el New Wave. Ella me dijo que allí, en esa historia, estaba mi siguiente novela. Pero que tenía que ser escrita en inglés. Se llamaría "Have a nice life" porque le comenté que ahora mis excompañeras de clases tienen unos súper puestos en grandes corporaciones y una es la directora de letras francesas de la Universidad de Oxford aunque, y esto le encantó a Suzanne, todas de adolescentes éramos medio hooligans.  Me dio tips sobre como buscar que mis novelas sean traducidas en Estados Unidos y Canadá lo cual me parece muy sensato porque el público es muy amplio y ellos consideran importantes los libros para "young adults" o YA como le dicen aquí, a diferencia de en México. Me reiteró lo que ya me habían dicho,  que es que nadie está publicando libros de cuentos para el público juvenil. Sólo hay novelas.  Me hizo pensar que tal vez estas ocurrencias mías sí tengan algo de valor.
Al regresar al barco, pasé por su estudio y vi que en la puerta, como si fuera un aviso o más como una bendición, Suzanne había colocado su tarjeta de presentación y una frase que tiene mucho sentido para mi, sobre todo ahora.



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