Tuesday, April 10, 2012

¿Componer un cuento?

Ayer y hoy han sido días de trabajo y de conversación. Ayer en la cena conocí a otra escritora en residencia. Ella viene a escribir una novela sobre un grupo de mujeres de la calle. Lleva meses de investigación. Se llama Lee, es canadiense, madre de dos adolescentes, se le ve en los ojos la nobleza, y conversamos 3 horas sobre lo que  significaba escribir.  Nos dimos cuenta de muchas coincidencias. Por ejemplo  que nuestras familias no nos leen (a mi sólo me leen mis sobrinos) y que ambas empezamos a escribir tras la muerte de nuestros padres. En mi caso fue mi madre y en su caso su padre y ambas muertes nos sucedieron a la misma edad. Disfruté mucho conversar con ella y al estar hablando entendí muchas cosas sobre lo que es par a mi la escritura y lo que me gustaría lograr. Coincidimos también en el hecho de que escribir cuentos es lo que más nos gusta porque la novela agota y enferma si no es abordada desde un lugar de tranquilidad y a la vez con fechas límites.  Yo me quedé con la sensación de que necesito experimentar aún más, porque sin la experimentación y el juego la letra morirá de aburrimiento y estaticidad.  Hoy trabajé toda la mañana, deseché el primer cuento pero logré concebir otro con el que me siento contenta. Después del lunch, Diana, la compositora mexicana, y yo caminamos al pueblo de Banff. Ella se va de regreso a México en unos días. Hablamos de los procesos de creación. Nunca antes había entendido la composición como algo que se asemeja a la escritura. La gran diferencia es que yo uso un solo idioma y ella usa muchos idiomas porque cada instrumento es una lengua con todo y si su historia, su culutra y sus tradiciones propias. Son genios los músicos, no hay más. Esta noche iré a mi primera fiesta Banffiana. Mientras tanto, a escribir un rato más.      
Acaban de estar aquí la pintora canadiense Gretchen Markles y su esposo, quien fue pescador durante la mitad de su vida. Los invité a pasar porque desde la ventana que está frente a mi escritorio los vi observando el barco con mucha curiosidad. Cuando entraron, el esposo de Gretchen me mostró donde se colocaban las redes y me habló de las diferentes partes del barco por dentro y por fuera. En algún momento este lugar que es ahora donde muchos escritores se han sentado a crear,  era el hogar de un pescador, en medio del oceano, y no en medio de un bosque. Le daba de comer a él y a mucha gente. El libro que estoy escribiendo ¿a cuánta gente le dará de comer?

1 comment:

  1. Que rico leerte, así siento que te acompaño y que puedo mirar algo de todo lo que tu estás viendo.
    Me encantan las últimas cuatro líneas de esta entrada.
    abrazo

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