Saturday, April 28, 2012

La expo

Anoche, en la galería Walter Phillips, dentro del Centro Banff, se inauguró una expo de Mark Leckey, ganador del Turner Price 2008. Fui con  Aislinn y Alberto. Alberto es un hombre muy gentil que habla muy suavemente, camina en las montañas todos los días, dice que todo está " muy padre" y en cuanto entramos a la expo dijo "esto es una tomada de pelo", furioso.  La gran develación de la pieza la hicieron el artista, el presidente de Banff y todos los directivos del centro, vestidos para la ocasión. La pieza consistía en lo que el artista llamó "un refrigerador virtual". Lo que vimos fue lo siguiente: en frente de una greenscreen había una caja negra de mi altura, y a los lados una pantalla mediana de televisión donde se proyectaba lo que el artista  (o tal vez alguien más)  había filmado: las diferentes partes de un refrigerador vacío. El texto en la entrada explicaba que el artista quería darnos a entender que lo vacío del refrigerador y la voz que nos hablaba por las vocinas y nos preguntaba qué queríamos comer, reflejaban el vacío de contenido en el mundo actual, en el ser humano. La desesperanza. Después, en el bistro a donde voy siempre en la noche con Erica, que se llama Mac lab, y es visto como el bar del lugar, fuimos a tomar thé (hacía mucho frío ayer) y comentamos el punto. El vacío era la pieza misma. En un gran escenario, muy costoso, nos imaginamos todo lo que se pudo haber hecho con el refrigerador, nos burlamos un poco de la voz que era de película de terror y no tenía nada de "electrónica" ni de mística.  Hubiera elegido entronces una voz como "Siri" o una voz masculina normal. Yo extrañé el refrigerador que esperaba ver. El refrigerador gigante lleno de lo que somos. De las cosas que deseamos guardar para que perduren. Pero el arte de hoy, al parecer, no es optimista ni tampoco nostálgico. Del día de ayer lo que más me gustó fue lograr escribir fluidamente un cuento y la conversación que sostuvimos en el Maclab. Hablamos de expos extraordinarias que hemos visto en distintas partes del mundo, del ego del artista, de nuestras vidas cotidianas, de lo que aspirábamos a hacer, de cine y Douglas Coupland pero también de nuestra misantropía y de la necesidad que tenemos todos de vernos al centro, de decir quienes somos y qué hemos hecho. Volví a sentir ese cariño, esa amistad instantánea que les contaba y que lamentablemente sólo he sentido en México en contadas ocasiones y fuera de México en reuniones internacionales, festivales de poesía y  congresos de Amnistía Internacional. Es como si necesitáramos soltar algo de nosotros, de nuestra vida cotidiana, y sin ser turistas, para poder creer que como cuando éramos niños podríamos nuevamente relacionarnos con otros a un nivel mucho más básico.
Beauty lies in the eye of the beholder dicen los angloparlantes, pero si eso es cierto entonces lo mismo se puede decir sobre la fealdad. Hubiera querido tanto ver algo ayer que me inspirara,  que hoy decido ver mi refrigerador virtual lleno a reventar. Porque habrá muchos vacíos, increíbles carencias, pobreza interior, pero entonces es mi deber pensar en el futuro y cómo llenarlo de cosas que perduren sin necesidad de refrigeración.


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