Sunday, April 22, 2012

Un poco de silencio (y una canción)


Es un hecho: ya se fueron todos mis amigos. Todos salvo Erica. Habrá épocas así, me dijo Diana⎯ la compositora mexicana que tuve la suerte de conocer un par de días antes de que partiera de vuelta al DF.⎯ en que se va todo el mundo que conoces y que te cae bien y ese será el momento ideal para meterte en tu estudio y  ponerte a trabajar en serio. Me dijo que seguramente va a llegar también la hora en que me cuestione seriamente todo lo que estoy haciendo, con mi vida, con mi trabajo, porque estaré frente a él y no habrá manera de evadirme. Te cuestionas lo qué estás haciendo y hacia donde te diriges y para qué lo haces. No se me olvida su advertencia. En general pienso mucho en los lectores. Esos chavitos que me caen tan bien y con los que me relaciono tanto a nivel emocional, ¿qué necesitan?, ¿qué buscan en un libro?  Leer es un  juego tan chistoso. Tienes frente a ti una hoja con símbolos y esos símbolos te hacen creer que estás viendo cosas que no le pertenecen a tu imaginación.  Pienso en mi misma a esa edad. Los libros fueron mi educación sentimental y mi primer acercamiento a lo que significaba ser mujer. Todo era a través de los libros de Jane Austen,  Beverly Cleary, Judy Blume, las hermanas Bronte y Emily Dickinson.
Ayer escribí un cuento largo que me gustó. Era sobre una mujer mayor  a la que le dejan a cargo tres  sobrinos durante un par de semanas mientras los papás se van de vacaciones. Ella tiene una máquina del tiempo instalada en su baño. Este cuento tiene mucho de ciencia ficción, cosa que nunca había intentado escribir antes. Me estoy alejando de mi zona de confort en muchas áreas y creo que eso será lo más importante de este viaje; tener todo el tiempo del mundo y un gran sentimiento de tranquilidad para probar cosas nuevas. Si funciona el experimento es grandioso y si no también. Erica ha decidido internarse varios días en su estudio. Lleva ya dos días. Sólo por email intercambiamos textos como siempre, ahora sobre la percepción y la fenomenología.  Creo que yo  haré lo opuesto  a ella y salvo para las comidas en las que voy al restaurante, por razones de salud física y mental, el resto del día creo que estará dedicada a caminar en el bosque, nadar, leer, sacar libros de la biblioteca, escuchar música y escribir lo más posible pero en cualquier lugar, no sólo en el estudio porque a veces se siente forzado el escribir allí nada más. A veces escribo mejor caminando, sólo que tengo que llevar mi cuaderno a todos lados porque después se me olvida lo que escribí en el aire, en la nieve o en los árboles. Ahora me voy a la biblioteca y luego a la alberca a escribir sobre el agua y cantar esta canción que me recuerda a mi hermano, mi hogar.




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